¿Qué mantenimiento requiere una carretilla elevadora de GLP en comparación con una diésel?
1. Introducción: entendiendo los dos tipos de carretillas
En el mundo de la manipulación de materiales, las carretillas elevadoras son esenciales para mantener la productividad y la eficiencia en almacenes, fábricas y puertos. Entre los distintos tipos de motores, las carretillas de GLP (gas licuado de petróleo) y las carretillas diésel son dos de las opciones más utilizadas en entornos industriales. Cada una presenta ventajas operativas diferentes, pero también requisitos de mantenimiento específicos que influyen directamente en los costes, la seguridad y la vida útil del equipo. Entender esas diferencias no solo ayuda a prolongar la durabilidad de la máquina, sino también a reducir tiempos de inactividad y prevenir averías costosas. En este artículo analizamos en profundidad qué tipo de mantenimiento necesita una carretilla de GLP frente a una diésel, comparando sus sistemas, intervalos de servicio, costos y buenas prácticas.
2. Diferencias básicas entre carretillas de GLP y diésel
Antes de hablar de mantenimiento, es importante comprender cómo funcionan estos dos tipos de carretillas. Las carretillas de GLP utilizan gas licuado almacenado en cilindros presurizados. Este combustible se vaporiza y mezcla con aire antes de entrar al motor, generando una combustión más limpia y con menos residuos de carbono. Por ello, son comunes en entornos interiores o semicerrados, donde las emisiones bajas son una prioridad.
Las carretillas diésel, en cambio, funcionan mediante la compresión del aire y la inyección directa del combustible. Este proceso produce mayor potencia y torque, lo que las hace ideales para trabajos pesados en exteriores, patios o zonas portuarias. Sin embargo, también implica una combustión más sucia y mayores exigencias en el sistema de filtrado y lubricación. Estas diferencias estructurales determinan qué piezas requieren más atención, con qué frecuencia deben revisarse y qué tipo de mantenimiento preventivo se necesita.
3. Mantenimiento básico común a ambos tipos
Tanto las carretillas de GLP como las diésel comparten una serie de tareas de mantenimiento rutinario indispensables para garantizar su correcto funcionamiento. Entre ellas se incluyen la verificación diaria de niveles de aceite de motor, refrigerante, líquido hidráulico y frenos, así como la inspección del estado de los neumáticos, luces y bocina.
De forma periódica —normalmente cada 250 a 500 horas de uso— se deben cambiar los filtros de aceite, aire y combustible, revisar las correas, mangueras y baterías, y limpiar los sistemas de ventilación. También es esencial lubricar las cadenas de elevación y comprobar que los sistemas de seguridad, como el cinturón de operador o el freno de estacionamiento, estén en condiciones óptimas.
El mantenimiento preventivo no solo evita fallos, sino que además permite detectar problemas incipientes como fugas o desgastes prematuros. Llevar un registro de mantenimiento detallado ayuda a cumplir con las recomendaciones del fabricante y mantener la garantía activa.
4. Mantenimiento específico de las carretillas de GLP
Las carretillas impulsadas por GLP presentan un sistema de combustible más limpio, pero requieren revisiones especializadas debido a la presión del gas y la naturaleza del sistema. Uno de los elementos más importantes es el regulador o vaporizador, que convierte el gas líquido en vapor antes de entrar al motor. Este componente debe revisarse regularmente para eliminar la acumulación de residuos y evitar bloqueos que afecten la mezcla aire-combustible.
También deben inspeccionarse las mangueras, válvulas y conexiones del tanque, comprobando que no existan fugas, corrosión ni daños en los sellos. Cualquier escape de gas puede representar un riesgo grave. Los filtros del sistema de GLP deben cambiarse con regularidad, y se recomienda revisar la calibración del carburador o inyección para mantener una combustión eficiente.
Aunque los motores de GLP tienden a ensuciarse menos internamente, los electrodos de las bujías sufren mayor desgaste debido a la temperatura de combustión, por lo que se deben sustituir con más frecuencia. Por último, es vital almacenar y manipular correctamente los cilindros de GLP, manteniéndolos en posición vertical, lejos del calor y en áreas ventiladas.
5. Mantenimiento específico de las carretillas diésel
Las carretillas diésel, por su parte, requieren un mantenimiento más intenso en los sistemas de combustible, lubricación y escape, debido a la naturaleza más “sucia” del motor diésel.
Uno de los puntos críticos es el filtro de combustible, que debe cambiarse con regularidad para evitar la entrada de impurezas o agua al sistema de inyección. También deben revisarse los inyectores, ya que el combustible diésel puede generar depósitos de carbón que afectan el patrón de pulverización.
El aceite de motor se contamina más rápidamente por la presencia de hollín, por lo que los intervalos de cambio de aceite y filtro suelen ser más cortos que en el GLP. Asimismo, los sistemas de refrigeración deben mantenerse limpios para evitar sobrecalentamientos.
En los modelos más modernos, el mantenimiento del filtro de partículas diésel (DPF) o el uso de fluido de escape diésel (DEF) también son esenciales para cumplir con las normas de emisiones. Además, se recomienda limpiar periódicamente las cámaras de combustión y el sistema de admisión de aire para evitar acumulaciones de carbón.
Aunque los motores diésel son más robustos, si no se mantienen correctamente, las reparaciones pueden resultar costosas.
6. Comparación de costes y frecuencia de mantenimiento
En términos generales, las carretillas de GLP requieren mantenimientos más frecuentes pero menos costosos, mientras que las diésel necesitan servicios menos frecuentes pero de mayor precio.
Por ejemplo, los motores de GLP suelen necesitar ajustes de mezcla, cambio de bujías y limpieza del vaporizador cada 250–300 horas, mientras que una diésel puede operar hasta 500 horas antes de una revisión completa, pero sus filtros e inyectores son más caros.
En promedio, el costo de mantenimiento por hora de una carretilla de GLP es inferior, aunque su consumo de combustible puede ser ligeramente mayor. Por el contrario, una diésel ofrece mayor durabilidad y torque, pero exige un presupuesto más alto para piezas y aceite.
A nivel de vida útil, un motor diésel suele durar más kilómetros antes de requerir una revisión general, pero un motor de GLP bien cuidado puede igualar ese rendimiento en entornos de trabajo limpios y con técnicos calificados. El costo total de propiedad (TCO) depende, en última instancia, de la aplicación y del entorno operativo.
7. Mantenimiento ambiental y de seguridad
Las diferencias en los combustibles implican también distintas exigencias de seguridad y medio ambiente. Las carretillas de GLP, al producir menos emisiones y ruido, se utilizan con frecuencia en interiores, pero requieren buena ventilación y detección periódica de fugas. Las válvulas del tanque deben revisarse regularmente y sustituirse según la vida útil recomendada por el fabricante.
Las carretillas diésel, en cambio, se destinan principalmente a exteriores debido a sus gases de escape. Su mantenimiento incluye la limpieza del sistema de escape, el manejo adecuado del aceite usado y del DEF (AdBlue) en los modelos modernos.
En ambos casos, la seguridad del operador es prioritaria: deben evitarse fuentes de ignición cerca de los depósitos de combustible, comprobar la estanqueidad de los circuitos y seguir las normas de manipulación de líquidos y gases inflamables. Además, cumplir con las regulaciones ambientales y laborales locales garantiza no solo el funcionamiento seguro, sino también la sostenibilidad del negocio.
8. Formación del operador y buenas prácticas de mantenimiento
El factor humano es tan importante como la mecánica. Los operadores deben estar formados para detectar signos tempranos de avería, como ruidos inusuales, vibraciones o pérdida de potencia. En las carretillas de GLP, es esencial enseñarles a cambiar los cilindros correctamente, revisar las conexiones y detectar el olor característico del gas en caso de fuga.
Para las carretillas diésel, los operadores deben evitar aceleraciones innecesarias y mantener el motor a temperatura óptima para reducir la acumulación de hollín.
Las empresas deben implementar un programa de mantenimiento preventivo, con inspecciones diarias, revisiones semanales y servicios técnicos programados. Contar con técnicos certificados y repuestos originales del fabricante mejora la fiabilidad de ambos tipos de equipos.
En última instancia, la combinación de formación, disciplina y planificación es lo que garantiza un mantenimiento eficaz y reduce significativamente los tiempos de inactividad.
9. Conclusión: elegir y mantener correctamente cada tipo de carretilla
En conclusión, tanto las carretillas de GLP como las diésel pueden ofrecer un excelente rendimiento si se les brinda el mantenimiento adecuado. Las de GLP destacan por su combustión limpia, menor ruido y mantenimiento más sencillo, lo que las hace ideales para entornos interiores o mixtos. Las diésel, por su parte, ofrecen mayor potencia y resistencia para trabajos exigentes en exteriores, aunque requieren más cuidado en sus sistemas de combustible, lubricación y escape.
La elección del tipo de carretilla y la estrategia de mantenimiento debe basarse en las condiciones de trabajo, las normativas ambientales y la disponibilidad de técnicos cualificados.
Un programa preventivo bien estructurado no solo prolonga la vida útil del equipo, sino que también mejora la seguridad, reduce costos operativos y garantiza que la flota trabaje siempre con la máxima eficiencia. En definitiva, una carretilla bien mantenida —sea de GLP o diésel— es una inversión que se amortiza con fiabilidad, productividad y tranquilidad
Hora de publicación: 25 de septiembre de 2020



